Comparto con vosotros esta pequeña colaboración que escribí para uno de los fascículos de
El aragonés, una lengua románica.
Por si a alguien le interesa algún dato, esta es la referencia: M.ª Pilar Benítez, "Textos teatrales en aragonés", en J. I. López Susín (coord.),
El aragonés una lengua románica, Rolde de Estudios Aragoneses-Consello d'a Fabla Aragonesa, 2012, pp. 171-172
.
El teatro puede considerarse un género marginal dentro de la literatura
en aragonés, ya que ha sido el menos cultivado a lo largo de su historia. Por
ejemplo, el porcentaje de obras dramáticas publicadas no llegó al 6% en los
periodos de 1975-1995 y de 2001-2005, y ni siquiera al 1% entre los años 1996 y
2000 (Francho Nagore, 1999: 395-419; 2003: 93-108; 2006: 63-80). Pese a esta
escasez es posible rescatar de la memoria un grupo de textos que pueden
incluirse dentro del género teatral.
En el siglo XVII se documentan el Baile pastoril al
nacimiento (1679) de Ana Francisca Abarca de Bolea, una pequeña pieza
dramática de Navidad, el Papel de sayagués (1689), firmado por Torubio el
de la Montaña
y representado en la fiesta de San Ignacio en el Colegio de los Jesuitas de Huesca,
y los textos conocidos como Coplas de Santa Orosia y transcritos por el ansotano
Juan Francisco Aznárez, que en su parte final recogen un diálogo en honor de
dicha santa.
En el siglo XVIII comienzan a representarse en
distintas poblaciones aragonesas las pastoradas, diálogos entre un mairal
y un repatán, que, como los textos del siglo XVII anteriormente citados,
tienen sus raíces en el teatro religioso y popular de la
Edad Media.
El siglo XIX nos deja la obra de teatro costumbrista Un
concello de aldea o la conducta de Cirujano dada por él mismo (1847) de
Bernardo Larrosa García, que se encuadra dentro del ideal romántico de
recuperación de las lenguas propias.
El siglo XX se inicia con los textos teatrales en aragonés
cheso de Domingo Miral López, Qui bien fa
nunca lo pierde y Tomando la fresca en la Cruz del Cristiano o a
casarse tocan, publicadas en 1903
en Jaca por la
Tipografía de Carlos Quintilla. Sin embargo, son las últimas décadas de este siglo las que acogen un
mayor número de piezas dramáticas en lengua aragonesa. En benasqués están
compuestas las de Rafael Solana Domec y Ángel Subirá Vidal, La Roqueta y
Pequeño teatro donde se habla y se
siente en benasqués, respectivamente,
impresas conjuntamente en Huesca en 1987 por Publicazions d'o Consello
d'a Fabla Aragonesa. En este mismo
dialecto, se hallan escritas unas obras de teatro infantil coordinadas por M.ª
José Subirá Lobera y editadas de igual modo por Publicazions d'o Consello
d'a Fabla Aragonesa, La selba
encantada (1993) y La sirgandalla sabia (1997). También en las postrimerías del siglo pasado
fueron redactadas en aragonés común las obras Mal d’amors de Miguel Santolaria García (Huesca, Publicazions
d'o Consello d'a Fabla Aragonesa, 1983)
y Rolde de broxas en Crenchafosca y No
cal que t’en baigas (Huesca, Publicazions
d'o Consello d'a Fabla Aragonesa,1986)
y Como as nabatas que baxaban por
o río (Ruxiada, 16-17, 1991) de
Santiago Román Ledo.
La rateta
qu’escobaba la suya caseta. Teatro pa críos (Jaca, Imprenta Raro, 2000) de Lourdes Brun inaugura el siglo XXI. Esta
pieza de teatro infantil en aragonés cheso, junto con algunas de las citadas
anteriormente, abrió camino a una serie de obras dirigidas al público infantil,
como El cantut dels diapllerons (Guayente, 72, 2005, pp. 15-18) de Carmen Castán
Saura, escrita en benasqués, o las obras colectivas As siete crapetas e o lupo. Teyatro ta leyer e pintar y Teyatro infantil en aragonés
(Huesca, Publicazions d'o Consello d'a Fabla Aragonesa, 2002) y Fendo teyatro (Huesca,
Comarca Alto Gállego, 2005) de Manuel Ramón Campo Novillas, todas ellas en aragonés común.
Pertenecen
igualmente al siglo actual las composiciones dramáticas A chustizia d’Almudébar (… que lo bose qui no
en deba) de Pablo Atarés Zandundo (Almudévar,
Grupo Cultural Almena, 2001), escrita en aragonés común, y Teatro costumbrista aragonés de Luciano Puyuelo Puente (Castillazuelo,
Ayuntamiento de Castillazuelo, 2005), obra esta última en la que se recopilan varias
obras del autor redactadas en aragonés del Somontano de Barbastro.
Mención
especial merece la labor teatral en ansotano emprendida durante estos últimos
años por Elena Gusano Galindo. Autora de varias obras, ha publicado Yésica, un abrío d’agora (Zaragoza, Xordica, 2010) y dirige el grupo Dingodonlango
Teatro integrado por un número importante de personas de Ansó. El proyecto,
además de contribuir a la dignificación y revitalización del ansotano, ha
abierto el camino, sin duda, para que el teatro deje de ser un género marginal
en la literatura en aragonés.