Al final de mi colaboración de junio en Heraldo de Aragón, dedicada al encuentro de escritoras aragonesas Brioleta, me planteaba si todavía en el siglo
XXI son necesarios estos espacios en femenino plural para la creación
literaria, como lo fueron a lo largo de la historia. Y terminaba diciendo que, en mi opinión, aún lo son,
porque permiten, desde la ética del cuidado, la visibilización, el empoderamiento
y la solidaridad entre escritoras que aspiran a ser hadas de su propio destino,
violetas renacidas sobre la tierra y las palabras.
Mirad, si son importantes, que Brioleta me dio este año la oportunidad de poder presentar el poemario Morfonsintaxis humana, Premio Miguel Labordeta.